Embarazadas, una cuestión de alto vuelo |
El segundo trimestre de gestación el mejor para viajar
A las futuras mamás, el avión les multiplica los riesgos; pero es posible prevenirlos siguiendo algunas recomendaciones:
Según los nuevos criterios de la medicina moderna, para que una mujer
embarazada pueda viajar sin inconvenientes sólo se necesitan dos cosas:
sentido común y un embarazo que haya pasado casi inadvertido, sin
sobresaltos.
Desde luego, antes de hacer la valija, una mamá en ciernes debe consultar sus
planes con su obstetra. Pero si aprueba con diez esos dos requisitos, el
especialista seguramente le dará su visto bueno y le dirá: "Hasta la
vista".
Es útil saber, de todos modos, que el período menos preocupante para una
turista embarazada es el segundo trimestre de gestación, porque se sentirá físicamente
más cómoda y disminuyen los riesgos de complicaciones.
Si se trata de un viaje aéreo, la mayoría de las aerolíneas prohíbe que
las mujeres encinta tomen un vuelo cuando ya llevan más de seis meses en
dulce espera, y no es casual: cualquier incidente puede precipitar el parto.
Si un viaje en avión potencia un simple resfrío en un viajero que no está
protagonizando cambios sustanciales en el cuerpo, ese desafío se multiplica
en el caso de una embarazada.
La Organización Mundial de la Salud sugiere a las mamás que están gestando
un único bebe realizar un viaje de larga distancia sólo hasta la semana 36
del embarazo. A quienes esperan mellizos o más bebes, descartar cualquier
viaje de larga distancia luego de la semana 32.
Una serie de estudios médicos
realizados a tripulantes de cabina embarazadas
demostraron que, en términos generales, durante un vuelo normal y
confortable, ni el aire presurizado ni la radicación de la cabina son
preocupantes.
Las únicas complicaciones se registraron durante el primer trimestre de
gestación y en azafatas con 74 horas de vuelo mensual. Desde luego, mayor
espacio para estirar las piernas, una buena hidratación durante el viaje y
periódicas caminatas por el pasillo harán sentir como una pluma a cualquier
futura mamá.
Respecto de la inmunización, en cambio, no podría decirse lo mismo. Muchas
vacunas y medicamentos
que rutinariamente se prescriben para el común de los viajeros, son inseguros
o dudosos durante un embarazo.
Respecto de la vacunación para protegerse de la fiebre amarilla, la Dirección
de Sanidad de Fronteras es el único lugar público de Buenos Aires donde se
aplica la vacuna correspondiente, y sólo la suministran a embarazadas a partir
del sexto mes de gestación.
Las alérgicas al huevo no pueden aplicársela en ningún período. Para
cualquier otro requerimiento inmunológico, en el Servicio de Patologías
Regionales y Medicina Tropical del Hospital Muñiz de la ciudad de Buenos
Aires se realiza una evaluación de cada paciente para descubrir sus
necesidades, y estudiar las drogas o sustancias que cada embarazada estaría
en condiciones de tolerar.
El Medical College of Wisconsin, en Milwaukee, Estados Unidos, ha prestado
especial atención al caso de las embarazadas viajeras y sus investigaciones
concluyeron que vacunas virales como las que se aplican contra paperas, rubéola
y sarampión deben evitarse.
Tampoco existen certezas sobre los efectos de las vacunas bacteriales -incluso
fiebre tifoidea- durante el embarazo y no puede decirse que sean inocuas.
Según el organismo norteamericano, las correspondientes a tétanos-difteria y
la inmunoglobulina (ISG) contra la hepatitis A, en cambio, pueden
administrarse.
La OMS deja un margen de duda al afirmar que la eficacia de la vacuna contra
la hepatitis A no está determinada. La malaria puede ser una enfermedad grave
en las futuras mamás, porque expone a malformaciones, bebes prematuros o
abortos naturales.
Inmunización, otro tema vital |
Como se dijo, la malaria es un grave peligro para las embarazadas. Su antídoto
más generalizado es Chloraquine. "Chloraquine es una medicación que
puede protegerla sin riesgos en países como América Central, China y Medio
Oriente, pero el tipo de malaria que se registra en Africa, Asia y Sudamérica
requiere la aplicación de mefloquine", amplia el concepto un informe el
Dr. Gary P. Barnas, Profesor Asociado del Dto. de Medicina General del Medical
Collage of Wisconsin, en Milwaukee. La Organización Mundial de la Salud, por
su parte, advierte que en algunas regiones el mosquito que transmite la
malaria ha desarrollado resistencia contra la droga, entonces la profilaxis de
chloroquine debe completarse con proguanil, siempre bajo revisión médica y sólo
durante los tres primeros meses del embarazo. Respecto al uso de mefloquine,
la OMS la restringe al segundo y tercer trimestre de gestación y señala que
debe aplicarse con precaución hasta el tercer mes.
La primera vacuna
Así como la BCG es la primera vacuna que se brinda a un bebito recién
nacido, cuando se menciona a una futura mamá, la Organización Mundial de la
Salud niega enfáticamente su aplicación. Ni hablar de la inmunización
contra la varicela: para la OMS hay que descartarla de plano.
Un bebé lo cambia todo. A un turista cualquiera que tiene diarrea durante su
viaje, por ejemplo, se le suelen prescribir antibióticos como
trimetoprim-sulfa o ciprofloxacin, absolutamente desaconsejables para las
embarazadas.
Sólo con prevención y buen criterio disfrutará de su viaje.
Mónica Martín - del diario "La Nación", 22 de agosto de 2004.