Aunque pocos los obedezcan, la mayoría de las
playas tiene carteles indicadores que prohíben el ingreso de animales, por muy
aseados, vacunados o cariñosos que fueran.Al
desconfiar de los buenos modales de estos peculiares comensales, los restaurantes
tampoco se atreven a sentarlos a la mesa y temen despertar la ira de algún organismo
defensor de sus derechos si les tapan la boca con una triple ración de huesos.
La empresa American Airlines, por ejemplo, temporariamente los retiró de la lista
de pasajeros por seguridad.Sobre
rielesLa Comisión Nacional del
Transporte informa que en todo el territorio nacional, ningún subterráneo o ómnibus
de larga distancia está autorizado a llevar mascotas entre sus pasajeros.Por
el contrario, la ley 2873 reglamenta que los trenes de larga distancia pueden
acarrear todo tipo de animales siempre y cuando se los traslade apropiadamente
y en un furgón de carga. Pagarán un boleto que se establece según su peso.Este
dato fue confirmado por la empresa Ferrobaires (Informes: 4305-0129), que tiene
varios puntos de la costa atlántica entre sus destinos. Los trámites deben realizarse
en Hornos 97, en Capital, donde funciona el Departamento de Encomiendas. Allí
la empresa provee una jaula especial. Llevar un perro a Mar del Plata, por ejemplo,
puede costar unos 25 pesos.Símbolo
de su vida de perros, parecería que a las mascotas sólo se les permite caminar,
sacar la cabeza por la ventanilla del auto o, directamente, renunciar a las vacaciones.
Sin embargo, hay varias aerolíneas que los aceptan con gusto. Pero con condiciones.La
holandesa KLM explica que "el pasajero puede llevar solamente perros o gatos,
siempre y cuando haga una reserva de la bodega por lo menos cinco días antes de
la partida. La tarifa que se cobra está en relación con el peso y se calcula sobre
el total del animal y la jaula. Desde Buenos Aires a Amsterdam, ese valor es el
1% de la tarifa de ida (aproximadamente US$ 17,50 por kilo)."Aerolíneas
Argentinas, por su parte, acepta transportar a todos los animales domésticos (perros,
gatos, hámsters, pájaros) siempre y cuando se anuncie su presencia al menos 24
horas antes de la salida del vuelo.Si
se viaja dentro del país, hay que presentar el calendario de vacunación y un certificado
veterinario (con una antigüedad inferior a siete días) que acredite el perfecto
estado de salud del animal. En vuelos internacionales entran en juego legislaciones
ajenas, por eso se les pide a los turistas que se asesoren en la embajada del
país de destino para cerciorarse de otros requisitos (en 1995, un viajero europeo
se encariñó con una tortuga santiagueña, se la llevó de recuerdo sin impedimentos
aduaneros, pero en Holanda se la confiscaron porque era una especie mundial en
extinción).En vuelos internacionales,
el certificado del veterinario no debe exceder los diez días de emisión respecto
de la fecha del vuelo.A la bodega,
sin escalas"El que quiere
celeste, que le cueste", dice el refrán, y darle a su mascota sus merecidas
vacaciones tendrá su precio. Para empezar, no se los considera equipaje y no los
alcanza la franquicia que corre para las maletas.Aunque
no ocupen asiento, su dueño deberá pagar una tasa que varía según el lugar de
destino y se cobra por cada tramo (a la ida y a la vuelta). Si se viaja a Roma
y Madrid, por ejemplo, la tasa es de US$ 22,75 por kilo (incluida la jaula). Rumbo
a Miami y Nueva York, la mascota abonará un cargo fijo (US$ 158), como en el caso
de Auckland y Sydney (US$ 144 y 160, respectivamente).Viajarán
en la bodega rodeados de valijas, bicicletas y otras jaulas. En consideración
a ellos, la bodega se presuriza teniendo en cuenta la presencia de un organismo
vivo. Con todo, ninguna auxiliar de a bordo les servirá un platito con agua.¿Se
ponen nerviosos, lloran, se comerían una vaca cruda? Nunca lo sabremos. Por las
dudas, las aerolíneas recomiendan consultar al veterinario para evitar el estrés,
el jet lag o la claustrofobia del vuelo. Hay quien convive con pollitos, tortugas,
ranas o monos. Si cree que no sobrevivirán a la ausencia de su amo, algunas empresas
como Aerolíneas están dispuestas a escuchar casos particulares. Deben plantearse
en el Sector Cargas y seguir los requisitos a rajatabla.
Mónica
Martin - del diario "La Nación" - 18 de enero de 2004