Los vehículos no deben tener más de 15 años.
Los vidrios deberán ser templados o laminados
Ningún niño puede viajar parado
Los asientos deben encontrarse en buen estado y también el interior del vehículo sin aristas o elementos sobresalientes.
Los pisos serán antideslizantes.
Para ascenso y descenso el vehículo deberá acercarse al cordón.
Que se trate de una unidad habilitada por la Municipalidad.
Debe tener seguro total, el número de póliza debe quedar registrado en la escuela.
El chofer deber tener registro profesional y libreta sanitaria.
Debe llevar acompañante, matafuegos reglamentarios, condiciones de higiene adecuadas, debe ser una unidad pintada con colores autorizados y con la inscripción: ESCOLAR .
Debe informar el recorrido a realizar y el horario.
Debe quedar clara la forma de contratación del servicio, permanente o transitorio y quien lo contrató.
La dirección
del establecimiento debe poner en conocimiento de los padres que ni legal ni
reglamentariamente las obligaciones derivadas de la guarda de los alumnos se
extiendan fuera del horario establecido.
Recreos
El patio del recreo no debe tener piso resbaladizo, rugoso, baldosas levantadas o pozos sin tapar y tampoco objetos de vidrio, columnas, canteros o macetas.
El espacio destinado al recreo tendrá un tamaño adecuado a la cantidad de niños.
La escuela deberá disponer de un espacio cubierto para días de lluvia.
No es conveniente que los niños salgan al recreo con chupetines, lápices u otros objetos que puedan lastimarlos si se caen.
Peleas y juegos violentos generan riesgo de accidentes.
Portafolios, mochilas y carritos
Si se usa mochila o portafolio no transportar más del 5% del peso.
Si se usa carrito no transportar más del 10 % y elegir un modelo con ruedas grandes y base amplia.
Hay que controlar que lleven solo los materiales necesarios.
Prestar atención especialmente cuando cruzan la calle con mochilas y carritos.
Aulas
Debe dejarse suficiente espacio libre entre los niños.
No incluir bibliotecas, mesas y escritorios con aristas o bordes filosos (si no, cubrirlos con goma o plástico) o plegables (especialmente en aulas con niños muy pequeños).
No usar estantes (pueden servir para trepar).
Los armarios tendrán buenas cerraduras y no guardarán elementos peligrosos.
Es conveniente no colocar cortinas pero, si están, que no sean inflamables o tóxicas y mantenerlas lejos de las estufas.
Puertas y ventanas deben cerrar bien y tener cristales inastillables.
No usar cera o productos siliconados en el piso.
En la clase de educación física
Evitar la sobre exigencia (niños poco entrenados o sometidos a pruebas no adecuadas a su estado) que pueden causar traumatismos u otras lesiones.
Accidentes
en las escuelas:
Si bien en
Argentina no hay estadísticas oficiales sobre accidentes escolares, un
relevamiento de una empresa que nuclea a 1.200 colegios privados de todo el
país revela que el 45% de los episodios ocurre en los recreos y que el 39% de
las lesiones sufridas son heridas cortantes.
"Nosotros
podemos dar fe de que hay muchos accidentes, porque nuestros clientes tienen la
obligación de notificarnos cuando hay algún problema y estamos recibiendo un
promedio de 250 fax por día. En general, son accidentes menores, pero ocurren
cada vez más porque los chicos están muy agresivos, y sus juegos son cada vez
más violentos", contó a Fernando Farall, gerente
comercial de Protección Médica Escolar (PROME), una aseguradora que nuclea a
1.200 colegios privados, con un total de unos 400.000 alumnos.
"No tenemos
cifras. Ocurren accidentes y es indiscutible que muchas cosas podrían hacerse
mejor, que en algunos aspectos no estamos a la altura del Primer Mundo, pero
las escuelas siguen siendo un lugar muy seguro. Y en gran parte se debe a la
actitud de los docentes, que hacen todo para que así sea", destacó Gerardo
Suárez, de la Secretaría de Educación de la Ciudad de Buenos Aires.
Y basta con
dimensionar el universo que circula por las aulas y pasillos porteños para
despejar los fantasmas: sólo en Capital Federal, hay 1.675 instituciones, con
700.000 alumnos y 70.000 docentes que deambulan a diario entre sus paredes; si
fueran ámbitos peligrosos, la comunidad se vería sacudida a diario por noticias
nada felices. Y no hay que estar demasiado informado para saber que eso no
ocurre. "Es importante que los padres ayuden a controlar, que toda la
comunidad se comprometa, pero nosotros también estamos muy pendientes del tema,
no es algo secundario", agregó Suárez.
Según las cifras
de PROME, el 45% de los accidentes ocurre durante los recreos; el 30% en campos
de deporte y salones de educación física; el 8,2% en los talleres; el 8% en
excursiones, visitas y campamentos; el 5,2% en las aulas y el 4,5% en los
medios de transporte.
"La cantidad de accidentes no está tan ligada a la infraestructura del
edificio como suele suponerse. Lo que observamos es que la seguridad está más
asociada al ejercicio de la autoridad. En los lugares donde hay más gente
controlando ocurren menos problemas. La presencia de los adultos es
fundamental", asegura Farall.