1. La ley declara comerciantes a todos los individuos que, teniendo capacidad legal para contratar, ejercen de cuenta propia actos de comercio, haciendo de ello profesión habitual.
2. Se llama en general comerciante, toda persona que hace profesión de la compra o venta de mercaderías. En particular se llama comerciante, el que compra y hace fabricar mercaderías para vender por mayor o menor.
Son también comerciantes los libreros, merceros y tenderos de toda clase que venden mercancías que no han fabricado.
3. Son comerciantes por menor los que, habitualmente, en las cosas que se miden, venden por metros o litros; en las que se pesan, por menos de kilogramos, y en las que se cuentan por bultos sueltos.
4. Son comerciantes así los negociantes que se emplean en especulaciones en el extranjero, como los que limitan su tráfico al interior del Estado, ya se empleen en un solo o en diversos ramos del comercio al mismo tiempo.
5. Todos los que tienen la calidad de comerciantes, según la ley, están sujetos a la jurisdicción, reglamentos y legislación comercial.
Los actos de los comerciantes se presumen siempre actos de comercio, salvo la prueba en contrario.
6. Los que verifican accidentalmente algún acto de comercio no son considerados comerciantes. Sin embargo, quedan sujetos, en cuanto a las controversias que ocurran sobre dichas operaciones, a las leyes y jurisdicción del comercio.
7. Si un acto es comercial para una sola de las partes, todos los contrayentes quedan por razón de él, sujetos a la ley mercantil, excepto a las disposiciones relativas a las personas de los comerciantes, y salvo que de la disposición de dicha ley resulte que no se refiere sino al contratante para quien tiene el acto carácter comercial.
8. La ley declara actos de comercio en general:
1) Toda
adquisición a título oneroso
de una cosa mueble o de un derecho sobre ella, para lucrar con su enajenación,
bien sea en el mismo estado que se adquirió o después de darle otra forma de
mayor o menor valor;
2) La transmisión a
que se refiere el inciso anterior;
3) Toda operación de cambio, banco, corretaje o remate;
4) Toda negociación sobre letras
de cambio o de plaza, cheques
o cualquier otro género de papel endosable o al portador;
5) Las empresas de fábricas, comisiones, mandatos
comerciales, depósitos
o transportes de
mercaderías o personas por agua o por tierra;
6) Los seguros y las
sociedades anónimas, sea cual fuere su objeto;
7) Los fletamentos, construcción, compra o venta de buques, aparejos,
provisiones y todo lo relativo al comercio marítimo;
8) Las operaciones de los factores, tenedores de libros y
otros empleados de los comerciantes, en cuanto concierne
al comercio del negociante de quien dependen;
9) Las convenciones sobre salarios de dependientes y otros empleados de los
comerciantes;
10) Las cartas de
crédito, fianzas, prenda y demás accesorios
de una operación comercial;
11) Los demás actos especialmente legislados en este código.
9. Es hábil para ejercer el comercio toda persona que, según las leyes comunes, tiene la libre administración de sus bienes. Los que según estas mismas leyes no se obligan por sus pactos o contratos, son igualmente incapaces para celebrar actos de comercio, salvo las modificaciones de los artículos siguientes.
10. (Artículo derogado por Ley 26.579).
11. (Artículo derogado por Ley 26.579).
12. (Artículo derogado por Ley 26.579).
13. El matrimonio de la mujer comerciante no altera sus derechos y obligaciones relativamente al comercio. Se presume autorizada por el marido, mientras ,este no manifestare lo contrario por circular dirigida a las personas con quienes ella tuviere relaciones comerciales, inscripta en el registro de comercio respectivo y publicada en los periódicos del lugar.
14. La mujer casada, mayor de edad, puede ejercer el comercio, teniendo autorización de su marido, mayor de edad, dada en escritura pública debidamente registrada o estando legítimamente separada de bienes.
En el primer caso, están obligados a las resultas del tráfico todos los bienes de la sociedad conyugal, y en el segundo, lo estarán solamente los bienes propios de la mujer, los gananciales que le correspondan y los que adquiere posteriormente.
15. La autorización puede ser tácita, cuando la mujer ejerce el comercio a vista y paciencia del marido, sin que éste se oponga por declaración debidamente registrada y publicada.
16. La mujer no puede ser autorizada por los jueces para ejecutar actos de comercio contra la voluntad de su marido.
17. Concedida la autorización para comerciar, puede la mujer obligarse por todos los actos relativos a su giro, sin que le sea necesaria autorización especial.
18. La autorización del marido para ejercer actos de comercio sólo comprende los que sean de ese género.
Se presume que la mujer autorizada para comerciar, lo está para presentarse en juicio, por los hechos o contratos relativos a su comercio. En caso de oposición inmotivada del marido, pueden los jueces conceder la autorización.
19. Tanto el menor como la mujer casada comerciantes, pueden hipotecar los bienes inmuebles de su pertenencia, para seguridad de las obligaciones que contraigan como comerciantes. Al acreedor incumbe la prueba de que la convención tuvo lugar respecto a un acto de comercio.
20. La mujer casada, aunque haya sido autorizada por su marido para comerciar, no puede gravar, ni hipotecar los bienes inmuebles propios del marido, ni los que pertenezcan en común a ambos cónyuges, a no ser que en la escritura de autorización se le diera expresamente esa facultad.
21. La revocación de la autorización concedida por el marido a la mujer, en los términos del art. 18, sólo puede tener efecto si es hecha en escritura pública que sea debidamente registrada y publicada.
Sólo surtirá efecto en cuanto a tercero, después que fuera inscripta en el Registro de Comercio y publicada por edictos, y en los periódicos, si los hubiese.
22. Están prohibidos de ejercer el comercio por incompatibilidad de estado:
1) Las
corporaciones eclesiásticas;
2) Los clérigos de cualquier orden mientras vistan el traje
clerical.
3) Las magistrados civiles y jueces en el territorio donde ejercen su autoridad
y jurisdicción con título permanente.
23. En la prohibición del artículo precedente, no se comprende la facultad de dar dinero a interés, con tal que las personas en el mencionadas no hagan del ejercicio de esa facultad profesión habitual de comercio, ni tampoco la de ser accionistas en cualquier compañía mercantil, desde que no tomen parte en la gerencia administrativa.
24. Están prohibidos por incapacidad legal:
1º) Los que se
hallan en estado de interdicción;
2º) Los quebrados que no hayan obtenido rehabilitación, salvo las limitaciones
del art. 1575. (Libro IV del Código de 1889).
33. Los que profesan el comercio contraen por el mismo hecho la obligación de someterse a todos los actos y formas establecidos en la ley mercantil.
Entre esos actos se cuentan:
1° La inscripción en un registro público, tanto de la matrícula como de los documentos que según la ley exigen ese requisito;
2° La obligación de seguir un orden uniforme de contabilidad y de tener los libros necesarios a tal fin;
3° La conservación de la correspondencia que tenga relación con el giro del comerciante, así como la de todos los libros de la contabilidad;
4° La obligación de rendir cuentas en los términos de la ley.